SOBRE MIGUEL

Miguel Ángel Pascual Díaz

El color como lenguaje vital

Nacido en Asturias en 1966, Miguel Ángel Pascual Díaz es un artista que ha sabido traducir la intensidad de la naturaleza y la energía de la vida en un lenguaje pictórico propio, vibrante y emocionalmente contagioso. A lo largo de su vida ha transitado entre su tierra natal y la isla de Lanzarote, donde reside de forma estable desde hace más de 15 años. Es precisamente en esta isla volcánica donde su obra ha alcanzado una madurez estética notable, profundamente influenciada por la fuerza del paisaje, la luz atlántica y los contrastes cromáticos del entorno lanzaroteño.

La obra de Miguel Ángel Pascual Díaz se define por una profunda conexión emocional con el color y el movimiento. Su estilo se desarrolla en el terreno de la abstracción lírica y expresiva, donde las formas no buscan representar la realidad de manera figurativa, sino sugerirla a través de la energía, el ritmo y la intensidad cromática. Cada una de sus pinturas parece surgir desde un impulso vital, casi como si el acto de pintar fuese una extensión natural del cuerpo y la emoción.

En su lenguaje visual predominan las explosiones radiales, las líneas dinámicas y las composiciones expansivas, elementos que evocan tanto la naturaleza como el cosmos. La pintura fluye desde un centro o eje, irradiando hacia el exterior, como si intentara capturar el instante exacto de un estallido o la dispersión de energía en el espacio. Esta idea se refuerza en obras donde el trazo largo y multicolor sugiere tanto velocidad como expansión, dando la sensación de un instante congelado en el tiempo, cargado de movimiento interno.

El uso del color en sus obras no es meramente decorativo, sino profundamente expresivo. Miguel Ángel emplea una paleta vibrante y saturada, donde los colores puros se entrelazan sin miedo, creando tensiones y armonías que despiertan al espectador. El rojo, el azul eléctrico, el amarillo neón, el fucsia o el verde ácido conviven de manera visceral, a veces enfrentados, a veces complementarios, pero siempre vivos. El color se convierte así en el verdadero protagonista de su discurso artístico, cargado de fuerza emocional, sensorial y casi espiritual.

En algunas de sus obras, aparecen motivos florales, tratados no desde una perspectiva realista sino como símbolos de vida y energía. Estas flores parecen flotar sobre fondos abstractos, elevadas sobre campos de líneas que podrían recordar tallos, viento o lluvia multicolor. Este enfoque añade un componente poético a su obra, donde lo vegetal y lo vital se funden con lo abstracto.

La influencia del paisaje de Lanzarote es clara: no de manera literal, sino como inspiración emocional y simbólica. El carácter volcánico, el contraste entre tierra negra y cielo luminoso, la intensidad de los colores naturales, y la energía telúrica de la isla están presentes en el pulso de sus cuadros. Es una pintura que no representa Lanzarote, pero que la respira profundamente.

En conjunto, el estilo de Miguel Ángel Pascual Díaz es una manifestación de vitalidad, color, libertad gestual y conexión con la naturaleza profunda. Su obra nos invita no a mirar, sino a sentir: a dejarnos llevar por el ritmo del trazo, la intensidad del color y la fuerza emocional de una pintura que nace de la tierra, del cuerpo y de la vida misma.